viernes, 26 de septiembre de 2014

SEMBLANZA: JORGE LUIS BORGES



EL GENIO UNIVERSAL

Jorge Luis Borges es considerado como uno de los más influyentes y destacados escritores de la literatura hispana y mundial y por la crítica, como el máximo autor del siglo XX. A pesar de su prestigio  y reconocimiento, el premio Nobel le fue esquivo durante casi treinta años debido a sus ideales políticos, y no llegó a coronar su excelente trayectoria literaria. Sin duda hay reyes sin corona.

La pluma de Borges refleja la calidad y riqueza académica, cultural y literaria. Capaz de mostrarnos y demostrarnos una pulcra manifestación de raciocinio humano, de sumergirnos en escenarios y tiempos impensables y quiméricos, de participar en narraciones utópicas, de adentrarnos en la exquisitez de la complejidad intelectual, de degustar la belleza de sus versos, en conjunto, de hacernos apreciar y aprender de  la excelencia de su lenguaje, que otorgan a su persona y obra el título de leyenda en el inexorable paso del tiempo.

Nació el 24 de agosto de 1899 con ocho meses de gestación y procedente de familia de próceres que participaron en la independencia de su nación. A los cuatro años aprendió efectivamente a leer y escribir, sus primeros pasos hacia la literatura sucedió en la biblioteca de su padre, donde paso el mayor tiempo de su infancia.

En 1914, año en que empezó la Primera Guerra Mundial, la familia de Borges deja el barrio marginal y delincuencial den Palermo para trasladarse a Europa, pasando por Paris, Milán, Venecia e instalándose finalmente en Ginebra (Suiza).Residiendo allí, aprende francés y cursa  el bachillerato en el Liceo Jean Calvin.

Cinco años después de su llegada a Ginebra muere su abuela, este hecho lo motiva a irse hacia España, donde publica su primer poema “Al mar” y también entabla amistad con escritores e intelectuales como: Juan Ramón Jiménez, Ortega y Gasset, Gerardo Diego, entre otros.
En 1921 retorna a Argentina con toda su familia. En Buenos Aires reúne a un grupo de amigos vanguardistas para fundar la revista Prismas y posteriormente, la revista Proa. También en ese año publica su primer libro de versos; Fervor de Buenos Aires (1923).
Luego de dos años se vendrían: " Luna de enfrente "," Inquisiciones", "El tamaño de mi esperanza", "Hombres de la esquina rosada ", " El idioma de los argentinos”, “El Aleph”,”El informe de brodie”, entre otros obras. Gana su primer premio en 1929 gracias al libro “Cuaderno San Martin”.

En 1938, fallece su padre y comienza a trabajar de bibliotecario, mientras que para este año comienza la degeneración de su vista.

En 1945 se instaura el gobierno de Perón y  su madre Leonor y su hermana Norah son detenidas por hacer declaraciones contra el nuevo régimen... Brpges se declara y es obligado a renunciar a su trabajo como bibliotecario y se le nombra inspector del mercado de aves de  corral.  “¿Qué sabía yo de venta de aves y huevos en los mercados? No poseía la erudición necesaria”.

Contrae matrimonio en 1967 con una antigua amiga de su juventud, Else Astete. «Si no me hubieran dicho que era el amor yo habría creído que era una espada desnuda».

Se sabe claramente que Borges no es seguidor de Dios, sin embargo reza a Dios. “Yo ahora estoy seguro de que no hay otra vida y que no hay Dios. Es una certidumbre que me satisface, me tranquiliza. Saber que todo esto pasará, que yo me olvidaré, que seré olvidado… Yo soy un hombre ético pero no religioso”.

Desgraciadamente en 1986, se entera que padece de cáncer, Borges establece que quiere ser enterrado en su querida Ginebra considerado por el mismo “una de mis  patrias”. El 26 de abril se casó por segunda vez con María Kodama. 

Finalmente falleció el 14 de junio de 1986 a los 86 años víctima de un cáncer hepático y un enfisema pulmonar. El cuerpo del literato fue enterrado en el cementerio de Plain Paláis, en la calle de Los Reyes.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Los escalones de Hermann Buhl



Los escalones de Hermann Buhl

Hermann Buhl ascendió a los cielos escalando. El austriaco concluyó su carrera a los 33 años en el monte Chogolisa, donde desapareció en medio de una tormenta.

Considerado como uno de los mejores alpinistas, Buhl tenía la costumbre de trabajar solo. Nunca nadie estuvo a la altura de su resistencia frente a las adversidades climáticas y tampoco de las cimas que había logrado llegar.

Una de sus últimas aventuras se desarrolló en 1953, cuando por enésima vez un equipo alemán aspiraba escalar lo más alto del monte Nanga Parbat. La expedición tenía al mando a Karl Herrligkoffer y como mejor hombre a Buhl.

Después de un duro mes de trabajo, el cuerpo  había conseguido subir 6150 metros, una altura considerable pero no suficiente para Buhl , que con cuatro alpinistas más, omitieron la orden de retirada de Herrligkoffer.

El austriaco y su compañero Kemper acordaron subir hacia la cumbre durante la madrugada y solo se despertó el primero, emprendiendo hacia su objetivo. Conforme escalaba empezaba a sentir la crudeza del clima.

“Aquí ya no impera más el espíritu, que no piensa más que en subir. El cuerpo hace ya mucho que no puede más”.  Llevó consigo una cantimplora con infusión de coca y un puñado de anfetaminas, suficientes para contrarrestar el hambre y sed, más no para el agobio mental que arrastraba desde su salida. A pesar de todo ello, continuo hacia la cima.

En su último descenso, cae rendido más como honorable guerrero que en su condición de ser humano común y como en lo primero se suele dejar rastros en la historia como en el cuerpo, Buhl termina perdiendo dos dedos del pie.

Después de cuatro años, conseguiría entrar a la inmortalidad en el tiempo cuando logra la primera ascensión al Broad Peak acompañado de Kurt Diemberger. Son pocos los hombres como Buhl que tocan el firmamento antes de partir para siempre y donde sea que esté no se conformará de vivir en el suelo.

jueves, 28 de agosto de 2014

DESCRIPCIÓN DE UN ESPACIO: “Maribel”



DESCRIPCIÓN DE UN ESPACIO: “Maribel”

Encontré los puestos de fotocopiadoras abarrotados y alborotados de muchos estudiantes disputándose el orden para ser atendidos. Sin duda, aquel martes, yo no tenía espacio para ocupar ni paciencia suficiente para quedarme. Abandoné el lugar y vi atrás mío a otros jóvenes que renunciaban entre suspiros y rabietas, como si sus hojas y sus libros también tuvieran la inexorable necesidad de acabar con todo el trajín de ser fotocopiados. Entonces partí hacia “Maribel”.
El quiosco que brinda servicio de fotocopias lleva el mismo nombre que su propietaria y si se observa más interiormente notaremos que también ofrece internet. A primera vista nos percataremos que sus puertas de metal libremente estar abiertas y entre cada una hay suficiente espacio como para que tres personas juntas y al mismo tiempo pisen el suelo de mayólica de cuadritos de manjar.
Desde la primera vez que acudí a “Maribel” , siempre encuentro en su portón ,sentado, disponible y dispuesto  a algún ayudante , de los cuatro que hay, que me invita o pregunta algún servicio que puedan ofrecerme.
Varias veces he percibido cansada a la señora Maribel como a las tres paredes de color mayonesa que la acompañan en su puesto, todas estas están tapadas la mayor parte por las computadoras, los estantes, los gruesos cables de conexión, las altas torres de hojas que se acumulan al fondo de la habitación. La pared de la derecha se encuentra descascarada por el tiempo y humedad, donde se puede ver el ladrillo aun rojo y vivo.
Del techo se sujeta dos aros de luz que ampliamente iluminan el recinto bombardeado armónicamente de los jadeos, cantares y berrinches de las maquinas agrupadas en columnas de siete.
No hay villarelino del local central de la UNFV que no sepa dónde o quién es Maribel, simplemente el que haya pasado por las aulas de la sede de Nicolás de Piérola tuvo que ver o ingresar al menos una vez a imprimir o redactar  un trabajo, buscar un libro o sacar una copia.

COMENTARIO DE “LA NOVELA DETRÁS DE LA NOVELA”



COMENTARIO DE “LA NOVELA DETRÁS DE LA NOVELA”

Luego de leer la aventura y lucha que Gabo atravesó para elaborar, culminar y publicar su obra “Cien años de soledad”, no puedo evitar pensar todas aquellas adversidades, dilemas o trajines de los hombres que se dedican al noble oficio y pasión de escribir. De este relato resalto tantas cosas pero me concentraré en tres puntos que especialmente valoro y admiro. La primera de ellas es su sana inconformidad y perfeccionismo, Gabo tenía la mala idea de asimilar los errores ortográficos o mecanográficos como falta de creación, sin embargo esto le sirvió para pulir su redacción. En segundo lugar, el sacrificio que demandó el libro y su perseverancia frente a las penurias con que se encontró. Por último, destaco el profundo agradecimiento que tiene a cada una de las personas que colaboraron en la conclusión de su obra como en el bienestar de Gabo y que el autor colombiano reconozca y añada como parte de su éxito.